En terreno: Maldito Chef

A la salida de la estación El Golf del metro se ofrecen algunas opciones sangucheras tradicionales, como el Tip y Tap de calle San Crescente. Un par de panaderías de cadena por acá y por allá también ofrecen pan con muchas cosas, aunque no ofrecen un lugar acogedor o al menos cómodo donde comer. La noticia es que agazapado entre modernos juzgados de policía local y un teatro municipal que Las Condes le adeudaba a Santiago hace décadas (las comunas de más ingreso deberían ofrecer buenos lugares públicos y no sólo cobrar permisos de circulación, ¿no?), está el Maldito Chef. Como una especie de sede física de la marca de Christopher Carpentier, el lugar propone varias cosas al comensal. La primera es el relajo, porque recibe con individuales de papel, un interiorismo bajito de colores informales, meseros jóvenes y simpáticos. La segunda es -como se espera de Carpentier- calidad gastronómica en un envoltorio nuevo. La tercera es la personalidad -la onda y la adjetivación persistente con «maldita» o «maldito«- del dueño. Es claro que el lugar quiere atraer al público que trabaja en Isidora Goyenechea/El Bosque que jamás entraría al Dominó, ni siquiera al diseñado por el arquitecto Klötz.

Describamos mejor esto de la ‘calidad gastronómica’. Nos recibe una chica muy diligente y nos ofrece bebidas gaseosas, la que aceptamos. No pudimos ver el resto de la oferta, pero de todas formas veníamos a probar los sánguches (en la mesa del lado alguien sorbeteaba un jugo o batido de fruta);  la oferta viene en tres categorías. Primero los inventos del chef que cuestan entre $5450 y $6950, acompañados de papas fritas. Segundo, los llamados clásicos, siempre con un toque específico que alteran el formato clásico. De ahí escogimos el Chacarero. Hay un tercer tipo de sánguches que no logramos entender (quedan pendientes).

Chacarero versión Las Condes

El sánguche tarda un poco en llegar, señal que se prepara con idéntico mimo que si fuera un plato. Nos llega una marraqueta (también lo puede pedir en molde) fresca y pasada por la plancha, con una dotación contundente de carne picada, porotos verdes picados y coronados por un sabroso pebre que merece descripción por sí solo. Allí donde el Chacarero clásico agrega ají verde picado sobre los porotos verdes, la versión de Maldito Chef conjuga cebolla morada, ají verde, tomate picado (no en rodajas) y una mayonesa que aglomera todo lo anterior. Esto viene adherido al pan de arriba, de modo que no se cae ni chorrea, aunque sí logra su cometido bañando la carne y los porotitos.

Como una brunoise más al lote, esta forma de disponer los ingredientes cambia el sabor y todo se hace más sutil, más mixto y menos definido. Además, no es necesario usar cuchillo y tenedor porque el sánguche queda muy bien armado para comerlo con la mano (nota: ponen cubiertos de alto estándar, ni un bife de mamut se resistiría). Una buena servilleta, grande y útil, completa el cuadro. Pedimos postre y café, como un cierre perfecto para un almuerzo que destaca como para un día especial.

Maldito Chef está hecho con la certeza que no se trata de jugar a la fuente de soda o al almacén viejo. Sus competidores (o compañeros de ruta, mejor) pueden encontrarse en Ciudad Vieja, algo menos en el Mr Jack y en aquello que hay de gourmet en la Fuente Chilena. Son cocineros con trayectoria y academia, de modo que no se espera un remedo de sanguchería, sino el desarrollo en serio de un formato y de unos ingredientes. Es decir, se trata de crear la cuarta generación de sánguches a partir de lo aprendido con lo mejor de las generaciones anteriores. Merece volver, vale la pena el precio y se recomienda para quienes no necesiten más pruebas de lo que decimos hace 2 años: los sánguches no son ninguna chatarra.

6 comentarios en “En terreno: Maldito Chef

  1. Pesimo, una hamburgues $6.990 , es ridiculo que dentro del sandwich te cobren lo que invirtieron en decoracion y demases, la calidad, de la hamburguesa, nada especial, atencion, lenta y equivocada con respecto a otros pedidos de la misma mesa, muy caro para algo tan simple como un sandwich.

    1. hola Alejandro. Aunque creo que tu opinión sobre la hamburguesa, así como tu evaluación del servicio, tienen sentido y validez (no veo razones para contradecirte), creo que hay algunas cosas en las que es bueno disentir: ¿por qué un lugar de sánguches no debería invertir el decoración? Y si los cocineros como Carpentier, que tienen un prestigio y una influencia mayor, piensan que un sánguche es algo demasiado simple como para tratarlo con las atenciones que le dan a otras recetas, ¿qué queda para el Ritz que vende pantrucas? Si me permites ir más lejos, ¿por qué no se puede tocar con una orquesta sinfónica las composiciones de un artista popular?

      Quizás el maldito chef no consigue su objetivo de ofrecer sánguches dignos de un chef reputado, pero el propósito sigue siendo válido.

  2. Bueno es cosa que veas lo que paso con el Ritz y sus pantrucas, cerrados, por que en realidad la propuesta de Olivera solo sirve a la critica pero no traspasa a los comensales, eso de cocineros con prstigio e infuencia, no sirve en Chile, creo que el hoyo , la piojera , pancho causeo, san remo, venden en un mes hasta 10 veces lo que un cocinero de fama puede llegar a vender en un mes, no me trago el cuento de chef reputados, abren y cierran restaurantes, viven de la prensa y farandula.

    1. un tema interesante. fundamental incluso. creo que la posibilidad de tener una gastronomía chilena (no sólo un mercado de restoranes) necesita hacerse la pregunta por sus referencias culturales. si Carpentier u Olivera lo logran o no, es materia de disputa. pero yo sí me trago que en Chile esto se necesita. feliz seguiría la conversación, si tú quieres. saludos.

  3. Mala experiencia, pedi un Barros Luco que ademas de queso traia cebolla caramelizada muy rica, buen pan frica, buen queso. Pero lo mas importante, la carne, dura y con pedazos fibrosos incomibles. Imperdonable en un sandwich que vale 5 mil pesos. La atencion torpe. Al mozo se le cayo una papa frita dentro de mi cerveza. Se la llevo, saco la papa y volvio un buen rato despues !con la misma cerveza! Asqueroso. No vuelvo.

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